
¿Qué valor tendría entonces un voto si se puede cambiar al día siguiente?
Es muy sencillo. ¿Alguien se imagina que en el Pleno del Ayuntamiento o en la comunidad de propietarios, por traer un ejemplo más próximo, una persona pudiera cambiar su voto un día o dos después de haber votado?… No, que es que me confundí ayer y en lugar de votar a favor quería votar en contra… no pasa nada, -diría el secretario o secretaria del Ayuntamiento o la persona a cargo de la administración de la finca- traiga para acá que lo cambiamos y listo. Al día siguiente podría venir otro vecino o vecina diciendo lo mismo o lo contrario… sería un caos, inimaginable.
Pues esto es lo que está pasando ahora con el disputado voto del diputado del PP en la votación de la convalidación del Decreto Ley que modifica la legislación laboral. El hombre se equivocó. Y en lugar de recurrir a la ilustre frase “lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir”, la derecha, víctima de un ataque de rabia, se ha puesto a despotricar contra el sistema y contra las instituciones que dice proteger y defender como si fueran de su propiedad. En este caso le ha tocado al mismo sistema democrático. Entre gritos de pucherazo o tongo, no se dan cuenta que lo que pretenden es eso que decíamos más arriba, y que tanto trabajo cuesta imaginar. Que un diputado pueda cambiar su voto una vez que lo ha emitido y se ha certificado ese hecho. ¿Qué valor tendría entonces un voto si se puede cambiar al día siguiente?… ninguno.
Por lo leído, parece alegar el despistado diputado y su partido, que se había tratado de un error informático. Como del asunto entiendo algo, puedo decir que el ordenador nunca se equivoca. Un sí es un sí y un no es un no. Otra cosa es que pulses sí queriendo pulsar no, pero la culpa de eso no la tiene el ordenador. Es como decir que el cuchillo o la llave inglesa se han equivocado. No tiene sentido. Se equivoca quien está detrás del ordenador. También sospecho, porque no lo conozco, que antes de emitir el voto, el sistema le habrá pedido al diputado su certificado digital, le habrá informado del sentido en el que va a votar y le habrá pedido que confirme y que firme el voto antes de darle completa validez. No sé si en ese orden exactamente. Y el diputado lo ha hecho, despistado o no, mirando el whatsapp o no, conscientemente o no, pero lo ha hecho. Y es que le pagamos, y le pagamos bien, para que sea responsable y para que las veces que tiene que votar por lo menos se haya leído lo que va a votar y preste un poquito de atención a lo que está haciendo.
Por otro lado no deja de sorprenderme que se pueda votar en contra de una Ley que, aunque seguramente mejorable, es fruto del acuerdo entre los trabajadores (o al menos una parte significativa) y los empresarios (o al menos, también, de una parte significativa). ¿Quiere decir el PP con su voto que no están de acuerdo con que trabajadores y empresarios hayan llegado a un acuerdo? ¿que sería mejor que siguieran en desacuerdo?… ¿o que les fastidia que no hayan sido ellos sino una ministra y además militante del PCE, la que lo haya conseguido y por eso hay que votar en contra?
Lamentable el papel del Partido Popular en este caso. Primero porque su postura es incomprensible salvo que estén pensando en que cuanto peor vaya el país, mejor para ellos y segundo porque pienso que habría sido más elegante y comprensible reconocer el error que dedicarse a enmarranar las instituciones y en este caso, nuestro sistema democrático.
José Antonio Alonso Muriel
Concejal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Villaralbo